Mucho se ha estudiado el caso de la transformación de la ciudad de Bogotá durante los gobiernos municipales de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa. Como lo ilustra el Dr. Miguel Basáñez en su artículo “Bogotá: 1995-2003; sí se puede” ambos alcaldes lograron realizar cambios visibles en la ciudad- parques, ciclovías, puentes, transporte público eficiente y bibliotecas- así como invisibles- respeto por la ley, por la vida, por los demás, por el espacio público: un cambio de actitudes y valores de la ciudadanía.

Algunos organismos internacionales han tratado de analizar si lo ocurrido Bogotá es transferible a otras ciudades. Varios gobernantes guatemaltecos (alcaldes, ministros) han invitado a Mockus y Peñalosa desde el 2006 para escuchar y aprender sus experiencias y casos de éxito.

Evidentemente, en este intento de replicar esta transformación, lo más difícil es encontrar un ambiente ideal para su replicación.

• ¿Cómo lograr que se absorba localmente la filosofía que ambos líderes transmitieron a sus equipos de trabajo y a sus ciudadanos?

• ¿Dónde se encuentran los líderes apasionados (casi obsesionados) con llevar a cabo la transformación y mejora de la sociedad, de la ciudad, del país?

• ¿Cómo lograr la gobernabilidad que permita que todo esto sea replicable- la estabilidad institucional y política, la efectividad en la administración y en la toma de decisiones?

Bogotá presenta un caso en donde 2 líderes y su visión, compartida al inicio por pocos, luego demandada por muchos ciudadanos, pudieron mostrarle a Latinoamérica que la administración fiscal responsable sí es posible, que la corrupción en el gobierno puede eliminarse, que los problemas de servicios públicos, seguridad y transporte pueden ser y que la ciudadanía puede tomar un papel protagónico en la creación de una sociedad que promueve y vive el progreso.